EL IMPACTO PSICOLÓGICO DE LA ELIMINACIÓN DE LAS MASCARILLAS AL AIRE LIBRE
A raíz de la pandemia del COVID-19, el uso de las mascarillas se ha generalizado en todo el mundo como una de las formas más eficaces para evitar la transmisión del virus. Hasta ese momento, nos llamaba la atención ver imágenes de población fundamentalmente asiática que las utilizaban con frecuencia debido a la alta contaminación de las ciudades. Sin embargo, no sabíamos lo que se nos venía encima y que iba a ser necesario utilizar las mascarillas durante todos estos largos meses desde que el COVID-19 irrumpió en nuestras vidas.
Inicialmente el uso de las mascarillas no estuvo exento de noticias contradictorias sobre su utilización siendo la información ambigua hasta que, finalmente, en la mayor parte de países se hizo obligatorio.
Los beneficios de utilizar mascarilla son útiles tanto para impedir la transmisión de enfermedades y gérmenes que pueden contener las gotas y aerosoles como para filtrar las partículas de aire en nuestras inhalaciones. Hasta ese momento principalmente su utilización se daba dentro del entorno hospitalario para prevenir infecciones con origen en el tracto respiratorio tanto por parte de los pacientes hacia el personal sanitario, como a la inversa, del personal sanitario a los enfermos, repercutiendo de forma muy positiva en la protección de la salud. Si bien es cierto que las mascarillas de diferentes tipos, también se viene usando en otros entornos laborales como fumigación, soldaduras, carpintería, pintura, et.
LA UTILIZACIÓN DE LAS MASCARILLAS DURANTE LA PANDEMIA
Las mascarillas se han convertido ya en una “prenda” más en nuestra vida que utilizamos antes de salir de casa e incluso, en ocasiones, con nuestros convivientes en caso de que uno de los miembros de la familia tenga el COVID o haya sospechas de ello si como, por ejemplo, se necesitará utilizar espacios como un baño compartido.
El uso de las mascarillas durante más de un año hizo que inicialmente hubiera personas que no pusieran ninguna traba a la hora de utilizarlas pese a la incomodidad y gasto que representaba. Por el contrario, otras personas se mostraban reacias por varias razones entre las que destacan los siguientes:
- Personas que negaban la enfermedad y por ello consideraban que no eran necesarias.
- Personas que apelando a su libertad individual, consideraban que nadie les podía imponer su uso.
- Personas con baja percepción de riesgo a la hora de contraer la enfermedad. En este caso, consideraban que no había tanto peligro de contagiarse.
- Personas que querían demostrar que eran valientes y no querían dar imagen de debilidad si las utilizaban
- Personas que consideraban que en caso de contraer la enfermedad, serían asintomáticas o los síntomas serían muy leves.
- Personas que ante la ambigüedad de las noticias no sabían a qué atenerse. Pensemos que al inicio de la pandemia, los gobiernos tardaron en reglamentar su uso, sembrando dudas en la población, sin olvidar que además era muy difícil conseguirlas debido al desabastecimiento y escasez de mascarillas.
La obligatoriedad de utilizar las mascarillas generó dos reacciones emocionales opuestas en los ciudadanos: los que se sentían seguros por utilizar mascarillas y los que mostraban su desacuerdo. Mayoritariamente un amplio sector de la sociedad se mostró conforme considerando que era una forma de prevenir el contagio del Covid-19 preservando su propia salud y la de los que les rodeaban. En los primeros meses, este interés se manifestaba en la gran cantidad de conversaciones y comentarios en los medios de comunicación y redes sociales en torno a la efectividad de las vacunas y, sobre todo, a qué tipo de mascarillas eran las más adecuadas. Recuerdo que ante la imposibilidad de encontrar mascarillas, algunas personas y yo misma, hacíamos mascarillas “caseras” y no siempre eficaces, hasta que pudimos comprarlas en las farmacias.
El uso de las mascarillas ha hecho que valoremos la importancia de facetas o aspectos que hasta ese momento pasaban desapercibidos como el gran valor de la comunicación no verbal y el poder respirar libremente sin el “agobio” de la mascarillas. Los ojos y el tono de voz se han convertido en protagonistas durante estos meses para demostrar nuestra alegría u otros estados emocionales. Hemos demostrado nuestro gozo o pena con nuestros ojos y voz. Las mascarillas impiden ver la sonrisa, leer los labios, besar… Pese a la barrera en la comunicación, es importante saber que ha sido y es nuestra responsabilidad individual y colectiva para frenar la expansión del Covid-19, convirtiéndose su uso en un acto de solidaridad del que nos podemos sentirnos muy orgullosos.
REACCCIONES DISPARES ANTE LA ELIMINACIÓN DE LAS MASCARILLAS
Muy gradualmente en diferentes países, se está anunciando que se van a eliminar o ya se eliminado la obligación de utilizar mascarillas en espacios abiertos. De nuevo, las reacciones psicológicas son antagónicas. Igual que sucedió cuando se notificó que se iba a empezar a vacunar a la población en función de los diferentes grupos de edad y de riesgo, el impacto psicológico de eliminar las mascarillas varía de unas personas a otras. Unas, lo celebran con júbilo y alegría mientras que a otras, les invade el temor y recelo.
Desde la psicología entendemos que las reacciones sean dispares porque no depende tanto de la situación (eliminar el uso de las mascarillas al aire libre), sino de cómo nosotros interpretamos ese hecho. Por tanto, las personas que están contentas con eliminar su uso en espacios abiertos, se sienten seguras y piensan en las ventajas que entraña: respirar más fácilmente, comunicarse mejor, pensar que la vuelta a la normalidad total cada vez está más cerca, etc. En el otro extremo, las personas reacias a quitarse las mascarillas cuando esté permitido, piensan que la decisión es prematura y poco prudente, que todavía se pueden contagiar y contagiar a los demás, etc.
Queda todavía por aclarar cuál va a ser el impacto psicológico atendiendo a los grupos de edad. Pensamos que, sobre todo, en aquellos colectivos que por trabajo u ocio comparten más en la calle, lo celebrarán con más gusto como puedan ser los niños, adolescentes, repartidores, barrenderos, etc.
CAUSAS DEL IMPACTO PSICOLÓGICO POSITIVO ANTE LA ELIMINACIÓN DE LAS MASCARILLAS
Entre las razones que hacen que muchas personas estén exultantes y alegres por la alegría que les provoca esta noticia, destacan las siguientes:
- Pensar que volvemos a recuperar las rutinas y que todo ha pasado.
- Que las vacunas han solucionado el problema previniendo los contagios.
- Pensar que la probabilidad de contagiarse es menor o que al estar vacunados no contraeremos la enfermedad o los síntomas pasarán desapercibidos
- Poder comunicarnos mejor con los demás.
- Facilitar la socialización con los demás y ampliar el rango de nuestras amistades
- Poder expresar abiertamente nuestras emociones a través del lenguaje verbal y no verbal (por ejemplo, poder ver la sonrisa del otro, besar y no limitarnos a tocarnos con los codos, etc.).
Las ventajas de ir eliminando la utilización de las mascarillas tiene un impacto psicológico beneficioso en la población fomentando estados de ánimo positivos y reduciendo los efectos de la fatiga pandémica relacionada con las restricciones necesarias que hemos tenido y que, todavía algunas de ellas, tenemos que continuar manteniendo. Es por ello, que se reducirán los estados de ansiedad, tristeza, abatimiento, hipervigilancia, enfado, malestar físico y emocional… Asimismo, se incrementarán las ganas de salir porque una parte importante de la ciudadanía optaba por salir menos a la calle por no tener que utilizarlas o sus salidas eran más limitadas y, más, si suben las temperaturas acompañadas de calor y bochorno. Y sobre, todo nuestra comunicación ganará y será más viable relacionarnos con personas o compañeros de trabajo al poder ver sus rostros y reconocernos más fácilmente.
CAUSAS DEL IMPACTO PSICOLÓGICO NEGATIVO ANTE LA ELIMINACIÓN DE LAS MASCARILLAS
Al igual que cuando estamos hablando del impacto psicológico beneficioso de la retirada de las mascarillas en espacios abiertos, las razones por las que este hecho en algunas personas se convierte en un problema que afecta a su salud mental son, entre otras, las siguientes:
- Falta de confianza en las vacunas. Muchas personas, vacunadas o no, consideran que las vacunas del Covid-19 se han sacado con mucha celeridad y tienen dudas sobre la efectividad real de dichas vacunas. No es que muestren su desacuerdo con las vacunas, sino que estiman que falta tiempo para conocer realmente el nivel de inmunidad o protección, la duración del mismo, etc.
- Personas con una percepción del riesgo muy elevada. Consideran que eliminar las mascarillas, solo contribuirá a que el número de personas contagiadas aumente y se extienda más la enfermedad.
- Personas con ansiedad a la enfermedad, conocida comúnmente como hipocondría. Estas personas desarrollan gran ansiedad y malestar ante la idea de poder estar enfermos llevando a cabo comportamientos de hipervigilancia o autoexploración o, por el contrario, de evitación. Es de entender que si se padece este trastorno psicológico, sea más difícil para estas personas sentirse seguras si no utilizan las mascarillas.
- Personas que han padecido o tienen algún familiar que ha pasado la enfermedad con síntomas severos o que hayan perdido alguna persona a causa del Covid-19. En este contexto, el haber estado vivido y estar en contacto directo con los efectos más devastadores del Covid-19, hace que sientan la necesidad de protegerse porque de primera mano, saben que el virus del Covid-19 causa muchos estragos (en algunos casos, hay personas que aún se están recuperando de la enfermedad contraída hace meses) y que puede llegar a acabar con la vida.
- Personas con baja tolerancia a la incertidumbre y muy perfeccionistas. Al igual que ocurría con el miedo a las vacunas, las personas que necesitan tener la información completamente segura y con niveles de exigencia muy elevados, se encuentran en una situación que les genera ansiedad y malestar en su estado de ánimo, debido a la falta de confianza en quitarse las mascarillas en espacios al aire libre al no tener la certeza al 100% de que tal decisión es la “mejor”.
- Personas con pensamientos rígidos de pensamiento que solo se quitarán las mascarillas si realmente el Covid-19 está completamente controlado. Son personas que valoran sus decisiones como “buenas” o “malas” sin comprender, como acabamos de comentar” que las cosas no son al 100% buenas o malas, sino que hay soluciones intermedias y que hay que ir viendo la efectividad de las medidas que se vayan adoptando.
- Personas que presentan otros trastornos psicológicos preexistentes o consecuencia de la pandemia, como pueda ser en aquellas que presentan obsesiones con tendencia a la rumiación que no pueden quitarse de la cabeza el temor que les provoca el Covid-19, miedo a salir a la calle exacerbado, etc.
- Incertidumbre ante la discrepancia de información en torno a la eliminación las mascarillas desde diferentes medios de comunicación, personal sanitario, poderes públicos…
Estos motivos son relevantes para entender que eliminar las mascarillas de la vida de estas personas les genera incertidumbre, temor, desasosiego, etc. y, todo ello, va a dificultar su vuelta gradual a la normalidad y la relación con el resto de personas, por ejemplo, alejándose de aquellas que no lleven mascarillas al aire libre, no dejando que jueguen sus hijos con el resto si ellos mismos o los demás no las utilizan, etc.
ASPECTOS A TENER EN CUENTA
Es indispensable que la eliminación de las mascarillas cuente con el respaldo de profesionales expertos, investigadores y personal sanitarios. Tales medidas deben estar avaladas por expertos en el tema que informen de forma objetiva, neutras y con total transparencia.
Ante la incertidumbre, hay que trasladar a la ciudadanía que consulte con sus médicos de confianza y no se dejen llevar por falsas noticias en medios de comunicación, redes sociales, whatsApps… Internet no es el mejor medio para encontrar información en caso de dudas.
Es crucial entender que, pese a la alegría que esta noticia ha generado en la mayor parte de las personas, todavía tenemos que seguir manteniendo determinadas restricciones. La eliminación de las vacunas se está aprobando en espacios abiertos, no en espacios cerrados, en los que la transmisión del virus continúa continua presentando un alto riesgo de contagio.
En relación a la vacunación hay que tener en cuenta que salvan vidas y que gracias a ellas estamos pudiendo relajar las medidas, pero hay que saber que aunque estemos vacunados, podemos tener la enfermedad aunque no desarrollemos síntomas y contagiar a los demás. Por tanto, seamos prudentes e intentemos mantener la distancia social aunque no utilicemos las mascarillas al aire libre.
Y por supuesto, si tú mismo o alguna persona de tu alrededor se siente desbordada por el miedo, temor, ansiedad… preexistente o a causa, directa o indirectamente de esta situación, no dudes en ponerte en contacto con profesionales de la psicología.
En nuestro centro de psicólogos en Valencia, Centro Psicológico Consuelo Tomás, podemos ayudarte.
Consuelo Tomás, psicóloga especialista en Psicología Clínica.