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IMPORTANCIA DE LA SALUD
Gozar de buena Salud, es uno de los factores más importantes que contribuyen a nuestro bienestar porque nos facilita estar contentos, tener ganas de hacer actividades (trabajar, deporte, quedar con amigos…) y nos hace sentir relajados y optimistas.
La Salud abarca tanto, la esfera física como, la esfera emocional, así como la interrelación entre ambas.
En este sentido, es importante destacar que tanto nuestro cuerpo como nuestra mente constituyen un todo y los aspectos corporales (físicos u orgánicos) y los aspectos psicológicos (emocionales) se influyen entre sí, potenciando y/o siendo el origen de determinadas enfermedades y trastornos médicos y/o emocionales. Por ejemplo, está demostrado que el estado de ánimo positivo y alegre, favorece la recuperación y el postoperatorio en muchas enfermedades e intervenciones médicas. Por el contrario, si la persona esta decaída, los síntomas de las enfermedades se acentuarán (mayores dolores, problemas para conciliar el sueño, se tardará más en la cicatrización de heridas, menor movilidad…). De la misma forma, el padecer una enfermedad o tener una limitación física hace que puedan aparecer sentimientos de rabia, irritabilidad, ansiedad, depresión, dificultades de concentración, limita las ganas de salir y relacionarnos, etc.
Muchas personas que acuden a nuestra consulta, presentan dolor crónico, fibromialgia, problemas gastrointestinales, somatizaciones diversas…Estas personas acuden frecuentemente al médico de atención primaria o de especialidades y, tras las exploraciones y pruebas diagnósticas pertinentes y necesarias para diagnosticar y/o poder descartar patología orgánica, no se encuentran datos o los que se encuentran no justifican el gran malestar y sufrimiento que experimentan.
¿CUÁL ES EL RASGO MÁS COMÚN DE LOS PROBLEMAS RELACIONADOS CON SÍNTOMAS SOMÁTICOS O FÍSICOS?
El rasgo común de los trastornos psicofisiológicos o psicosomáticos es la presencia de síntomas físicos que no pueden explicarse completamente por una enfermedad física, ni por los efectos directos de sustancias, ni por otros problemas psicológicos (por ejemplo, una crisis de ansiedad). Los componentes psicológicos y/o emocionales, juegan un papel determinante la evolución de estos problemas porque, aunque exista una enfermedad médica, el malestar y deterioro producido por los síntomas de la enfermedad, son excesivos y desproporcionados.
La mayor parte de las veces tu familia y tu entorno, no comprenden y/o se cansan de estas situaciones, lo que hace que todavía te sientas peor. Sin embargo, aunque los síntomas puedan parecer extremados o exagerados, tu sufrimiento es siempre real.
¿ES NECESARIO EL TRATAMIENTO PSICOLÓGICO?
Es frecuente utilizar fármacos para aliviar las molestias y, pocas veces, te plantees buscar un tratamiento psicológico que es necesario e imprescindible para poder mejorar tus síntomas. La utilización de diferentes técnicas o procedimientos psicológicos en nuestra consulta, siempre se adaptarán a tus necesidades y te ayudamos a reducir tu sintomatología, a la vez, que te ayudaremos a analizar y resolver contigo, todos los factores que están a la base de los problemas psicofisiológicos que estás experimentando.
TIPOS DE PROBLEMAS PSICOFIOLÓGICOS O PSICOSOMÁTICOS:
SOMATIZACIONES
Si tienes somatizaciones te encuentras mal y tienes un historial de múltiples y repetidos síntomas físicos, que hacen que busques atención médica o que te provocan un deterioro importante en las actividades (sociales, laborales…).
Los síntomas pueden ser de diferentes tipos: síntomas dolorosos: dolor de cabeza, abdominal, de espalda, al orinar etc. o dolores difusos, gastrointestinales: náuseas, vómitos, diarrea, flatulencia…síntomas sexuales: indiferencia sexual, disfunción eréctil, menstruaciones irregulares, dolor durante la menstruación o durante el acto sexual, etc. y síntomas pseudoneurológicos: alteraciones de la coordinación psicomotora o del equilibrio, parálisis o debilidad muscular, dificultad para tragar, sensación de nudo en la garganta, afonía, retención urinaria, visión doble, pérdida de memoria, etc. síntomas cardiopulmonares: dificultad para respirar, palpitaciones, mareos… otros cuadros: fatiga crónica, alergias, etc.
Todos los síntomas no se explican por la presencia de una enfermedad médica o por los efectos directos de drogas o fármacos. En el caso, de que exista una enfermedad física, tus síntomas y el deterioro producido por los mismos, son excesivos.
Si necesitas más información y asesoramientos, llámanos. Te informaremos y ayudaremos.
DOLOR CRÓNICO
Es habitual que, en algún momento de nuestra vida, tengamos algún tipo de dolor –de cabeza, en las articulaciones…-, que tratado adecuadamente (con la prescripción de analgésicos, antiinflamatorios por parte del médico o, simplemente con calor y reposo) se controla y desaparece sin mayores consecuencias.
Sin embargo, el dolor crónico se mantiene en el tiempo y se localiza en una o varias zonas corporales, cuya gravedad requiere de atención médica importante, a la vez que produce un malestar significativo y un deterioro en las actividades sociales, laborales…
Los factores psicológicos desempeñan un papel importante tanto el inicio, gravedad, exacerbación, como en el mantenimiento del dolor.
A su vez, el dolor crónico hace que se vean afectadas diferentes áreas:
- Funcionales: actividad física, rol laboral y/o familiar, autocuidado…
- Emocionales: tristeza, ansiedad, miedo, rabia, soledad, indefensión…
- Sociales: relaciones con la pareja, familia y/o amistades, formas de ocio…
- Cognitivas: problemas de atención, concentración y memoria
- Conductuales: dolor, abuso de medicación, visitas continuas a los médicos…
El tratamiento y apoyo psicológicos que ofrecemos en nuestra consulta es fundamental para que puedas afrontar adecuadamente tu problema del dolor crónico.
Trabajamos con una visión global y comprensiva, en la que te enseñaremos a manejar los pensamientos que aumentan tus síntomas depresivos o de ansiedad (sentirse inútiles, incomprendidos, estar pendientes del dolor y del efecto de los fármacos o tratamientos…), favoreciendo tu adherencia a los tratamientos, solucionando tus problemas de insomnio si los tienes, aprendiendo a ocupar el tiempo con actividades que sí puedes realizar, evitando que te centres en el dolor para no aumentar tu tensión o nerviosismo, etc. así como, asesorando también a tus familiares para que comprendan y puedan colaborar de forma más positiva. Piensa que no solo tú tienes el problema, sino que tus familiares también se sienten muy afectados y no saben cómo pueden ayudarte mejor o si lo que están haciendo es adecuado.
FIBROMIALGIA
Es un tipo de dolor crónico generalizado no amenazante para la vida (aunque sí limita las actividades normales y estados anímicos de quién lo padece), de curso crónico pero no progresivo y de etiología desconocida, de más de tres meses de duración, en ambos lados del cuerpo, por encima y por debajo de la cintura, y con dolor en esqueleto axial, raquis cervical o tórax anterior.
Aunque el dolor músculo-esquelético es el síntoma principal, no es el único. Como en el dolor crónico, aparecen problemas de concentración y/o memoria, depresión, ansiedad, alteraciones del sueño, fatiga, cefaleas, adormecimiento de extremidades, etc.
HIPOCONDRÍA
Todas las personas, a lo largo de nuestra vida, vamos a experimentar episodios de enfermedad que abarcan desde procesos gripales a otro tipo de enfermedades más graves. La enfermedad es un estado que, normalmente se soluciona en pocas semanas o, se puede convertir en una patología crónica (diabetes, hipertensión, etc.). A pesar, de que sabemos que podemos contraer alguna enfermedad, nuestra mente no se centra en la posibilidad de caer enfermos, sino todo lo contrario, no solemos pensar en ello.
Sin embargo, hay personas que se obsesionan con el tema de la enfermedad y tienen miedo a estar enfermos: no pueden dejar de pensar en que puedan estar enfermos, a pesar de gozar de buena salud o, en el caso de padecer alguna dolencia leve, la magnifican creyendo que es muy grave y que les puede costar la vida. Prestan atención excesiva al funcionamiento de su cuerpo, confundiendo respuestas normales de nuestro organismo que normalmente ignoramos, (latidos, cambios de temperatura, sudoración, movimientos peristálticos, tos ocasional…), con síntomas de una enfermedad grave.
Si crees que estás enfermo/a, aun estando sano/a, o ante cualquier enfermedad leve, reaccionas de forma desproporcionada padeces el problema de hipocondría. Es habitual que si tienes este trastorno acudas al médico repetidamente, y te sometan a pruebas y exploraciones médicas que pueden tener efectos secundarios y riesgos para tu propia salud, sin que la ausencia de pruebas o explicación de los especialistas, te tranquilicen y, al cabo de poco tiempo, tengas, de nuevo, la necesidad de volver a consultar al médico.
Es conveniente que, si tienes miedo a estar enfermo, sin que haya motivos para ello, nos consultes para que analicemos tu problema y venzas tus preocupaciones.