Es común que ante determinadas situaciones, por ejemplo, si nos deja la pareja o el médico nos dice que tenemos una enfermedad seria…, nos preocupemos excesivamente y no podamos dejar de pensar en la ex-pareja o dar vueltas en nuestra cabeza respecto a las pruebas o el futuro que nos espera mientras solucionamos nuestra dolencia. Estas preocupaciones son normales y tienden a desaparecer en la medida en pasa el tiempo y se supera el acontecimiento que las provoco o, se soluciona el problema.
Sin embargo, en ocasiones las preocupaciones no se nos van de la cabeza. Es lo que denominamos OBSESIONES. Las obsesiones son los pensamientos, impulsos o imágenes que nos perturban y nos invaden de forma recurrente y persistente. Cuando una persona tiene obsesiones, no puede ignorar o suprimir los pensamientos o imágenes que le perturban y le generan malestar. Son obsesiones típicas el miedo a contraer una enfermedad, haber olvidado cerrar la puerta, intenso malestar ante objetos desordenados o asimétricos, miedo a hacer daño a si mismo o a los demás, etc
En ocasiones, las personas con obsesiones intentan neutralizar las obsesiones con otros pensamientos o actos (por ejemplo, lavado excesivo de manos en el caso de la persona se obsesione pensando que si toca algo, se va a contaminar; repitiendo palabras, si no puede dejar de pensar que va a herir a alguien; contando objetos, si no puede dejar de tener imágenes pornográficas en su cabeza…). En estos casos (lavado de manos, repetición de palabras, contar objetos) son lo que denominamos compulsiones, y estaríamos hablando de un trastorno obsesivo-compulsivo.
Tanto si las obsesiones se dan solas o van acompañadas de compulsiones, es necesario acudir al psicólogo para poder solucionar este trastorno psicológico porque aunque la persona reconoce que las ideas que tiene son absurdas, no puede dejar de pensar en ellas.