Estamos a punto de iniciar el otoño. Época del año en la que las horas de luz se van reduciendo, empiezan a bajar las temperaturas, parecen lejanas las vacaciones y hemos vuelto a nuestras rutinas habituales trabajando o yendo a clase.
Todos hemos escuchado que con el cambio estacional, en otoño, los estados emocionales se ven afectados en algunas personas. , sintiéndose más tristes, cansadas, fatigadas o nerviosas, con menos ganas de salir y relacionarse, etc.. Estos cambios emocionales se deben en parte, a que disminuyen las cantidades de un neurotransmisor, llamado serototina. La serotonina nos ayuda a regular, entre otros, los diferentes estados de ánimo. La menor exposición a la luz natural, hace que los niveles de serotonina sean menores, apareciendo estados emocionales negativos, acompañados de una disminución de la actividad física.
Estos estados de ánimo decaídos, no son de la misma intensidad y duraciòn en todas las personas. Factores como los antecedentes familiares, preexistencia de depresión u otros problemas psicológicos, y las circunstancias por las que se esté atravesando (pérdida de trabajo, problemas con la pareja…) hacen que los estados emocionales negativos, se cronifiquen y/o agraven, siendo necesario, en estos casos, un tratamiento psicológico.
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