Impacto psicológico en los afectados por la dana sufrida en la provincia de valencia (españa)

Entrevista a Consuelo Tomás en Canal Ocho de la TV Argentina

La DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos), conocida anteriormente con “gota fría” ha azotado duramente la provincia de Valencia (España) dejando un saldo trágico de más de 100 muertos y decenas de desaparecidos. Esta cifra de fallecidos, que podría seguir aumentando, ha dejado un paisaje desolador, marcando un antes y un después en la vida de sus habitantes.

QUE ES UNA DANA

La DANA es un fenómeno meteorológico que ocurre cuando una masa de aire frío queda atrapada en niveles altos de la atmósfera. Al entrar en contacto con masas de aire cálido y húmedo en la superficie, provoca intensas tormentas eléctricas, lluvias torrenciales y fuertes vientos. Este fenómeno es frecuente en el Mediterráneo, pero la DANA reciente ha sido una de las más devastadoras en décadas, con efectos sin precedentes en la región.

CONSECUENCIAS DE LA DANA

Las consecuencias de la DANA han sido devastadoras y han captado la atención de los medios de comunicación en todo el mundo. La pérdida de vidas humanas es la consecuencia más dolorosa, ya que muchos no lograron escapar de sus hogares en plantas bajas, de vehículos o de la calle antes de verse atrapados por las inundaciones. Además, los daños en infraestructuras dificultan la vuelta a la normalidad, afectando tanto a los adultos que deben regresar a sus trabajos como a los niños y jóvenes que buscan reanudar sus actividades académicas y deportivas. Las pérdidas en negocios y animales también representan un golpe emocional y financiero significativo, afectando profundamente la salud mental de la población afectada.

IMPACTO PSICOLÓGICO DE LA DANA

El impacto psicológico de la DANA en las personas que han vivido esta tragedia es amplio y profundo, afecta tanto a quienes han perdido seres queridos como a aquellos que han sido testigos de la catástrofe.

DUELO

La pérdida de seres queridos, especialmente en circunstancias tan repentinas y trágicas, puede generar un duelo complejo. La pérdida de un ser querido es siempre una situación que provoca diferentes reacciones psicológicas. Es normal experimentar dolor en esos momentos pero el hecho de que el fallecimiento de los familiares haya sobrevenido de forma repentina y sin poder despedirse aumenta el sentimiento de desesperanza y tristeza.

En el duelo se atraviesan diferentes etapas. En estas circunstancias en las que en un instante se ha perdido a un familiar o amigo, es normal estar en shock y cuesta creer que haya pasado, dando paso a sentimientos de rabia por lo injusto de la situación preguntándose por qué ha pasado, por qué a mi padre, hermano…, por qué no se pudo evitar, buscando responsables de la situación. Posteriormente, en la fase de negociación, se buscan formas para aliviar tanto daño y dolor, seguida de una fase de depresión y tristeza profunda en la que se reconoce la magnitud de lo acontecido y de la muerte del ser querido con sentimientos de desesperanza y, en algunos casos, de aislamiento. Por último, la etapa de aceptación permite aceptar la pérdida y aprender a llevar la vida sin el familiar fallecido. Aunque el dolor no desaparece, la resignación va dando lugar a que la paz y tranquilidad reestablezcan el bienestar emocional.

Por supuesto, la experiencia del duelo en cada persona puede ser distinta pero, generalmente, se atraviesan las etapas que hemos comentado. Ahora bien, no siempre estas etapas son lineales porque se puede avanzar o retroceder en cada una de ellas y su duración depende de cada persona y no todo el mundo pasa por todas las etapas de la misma manera. En el caso de la pérdida de seres queridos en circunstancias tan traumáticas, se acrecienta más el dolor y la rabia pensando que se podía haber evitado de alguna forma y los pensamientos o imágenes recurrentes en relación a los últimos momentos y la impotencia de no haber podido ayudarles y despedirse de ellos se repiten una y otra vez.

ANGUSTIA Y ANSIEDAD

Basta pensar que las personas expuestas a esta gran calamidad, además de los momentos de angustia por ver peligrar sus vidas de un instante, todavía tienen el miedo y la angustia en su cuerpo.

Por otra parte, muchos familiares todavía no tienen noticias de sus allegados debido a los cortes de luz y carreteras. Es lógico que la preocupación y estrés tras tantas horas de espera sin saber qué les ha pasado, les esté afectando. En otros casos, ya se han tenido noticias positivas y se sabe que sus familiares están bien pero no pueden reunirse con ellos porque las infraestructuras están completamente dañadas y la incertidumbre hasta que han tenido noticias y la impotencia de poder estar reunidos, hacen mella en la salud física y emocional

TRISTEZA Y SENTIMIENTO DE DESESPERANZA

La pérdida de vidas humanas nos ha consternado a todos. La solidaridad y capacidad de empatía en estos momentos se agranda. Ponerse en el lugar del otro viendo imágenes y escuchando testimonios tan estremecedores, nos genera sentimientos de pena y enorme pesar. Por supuesto, sin olvidar la tristeza de quienes han perdido familiares, sus casas, negocios, etc. porque son los más afectados y los que necesitan más ayuda material y psicológica.

MIEDO ANTICIPATORIO Y ANSIEDAD GENERALIZADA

Este evento ha dejado una sensación de alerta constante ante la posibilidad de que vuelva a suceder. Cualquier aviso meteorológico, por leve que sea, puede activar sentimientos de preocupación y malestar. Además, las personas se vuelven más precavidas, considerando aspectos como evacuar rápidamente a lugares seguros y asegurar víveres ante futuros eventos, por más que sean poco probables.

SENTIMIENTOS DE DESESPERANZA Y FALTA DE CONTROL

La magnitud de la destrucción genera una sensación de vulnerabilidad e impotencia frente a futuros eventos naturales, lo que puede afectar la confianza en la propia capacidad de enfrentar situaciones de riesgo. Esto aumenta la percepción de falta de control tanto sobre la propia vida como sobre el entorno, debilitando la resiliencia emocional.

ESTRÉS FINANCIERO Y ECONÓMICO

La destrucción de hogares, pérdidas materiales y daños en negocios generan un impacto económico considerable, lo que incrementa el estrés y la ansiedad en los afectados. La necesidad de reconstruir sus vidas y adaptarse a una nueva realidad implica dificultades económicas que pueden prolongar el malestar emocional durante un tiempo indefinido.

ESTRÉS POSTRAUMÁTICO

l trastorno de estrés postraumático (TEPT) suele surgir en situaciones donde la vida ha estado en riesgo, como en este desastre natural. No solo afecta a quienes lo vivieron de cerca, sino también a aquellos que presenciaron las imágenes en los medios o formaron parte de los equipos de rescate (Policía, Guardia Civil, UME, entre otros). Los síntomas incluyen hipervigilancia, pesadillas, flashbacks (revivir la experiencia traumática como si estuviera pasando), ansiedad, sentir los nervios de “punta”, irritabilidad y dificultad para experimentar emociones positivas, entro otros. Estos síntomas pueden persistir al menos un mes tras la experiencia traumática y requieren atención psicológica para superarse.

SOLIDARIDAD Y APOYO EMOCIONAL PSICOLÓGICO

La solidaridad y el apoyo emocional son fundamentales en el proceso de recuperación de los afectados. El respaldo psicológico y emocional, tanto en el momento inmediato como a largo plazo, es crucial para afrontar los desafíos que los sobrevivientes enfrentarán en los próximos meses. Algunas recomendaciones para afrontar este proceso son:

  • Evitar la sobreexposición a imágenes y testimonios de la tragedia, que pueden intensificar el trauma.
  • Mantener contacto con otras personas y evitar el aislamiento, favoreciendo así el intercambio de apoyo mutuo.
  • Hablar y desahogarse cuando sea necesario para aliviar la carga emocional.
  • Intentar retomar una rutina en la medida de lo posible.
  • Practicar técnicas de relajación y distracción para reducir la ansiedad.
  • Cuidar la salud física y emocional a través de hábitos saludables.
  • Establecer prioridades y aceptar la ayuda de los demás.
  • Buscar ayuda profesional si el dolor persiste o es muy difícil de gestionar.

Desde el Centro Psicológico Consuelo Tomás, ofrecemos nuestra ayuda altruista a quienes la necesiten. Llámanos al 963 941 587 para recibir apoyo psicológico en este momento tan difícil y saber que no solo estás en tu proceso de recuperación.

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