Desgraciadamente los terremotos no son algo nuevo. Es en 1177 A. d. C donde encontramos en China las primeras referencias. Un terremoto es impredecible e incontrolable y se produce por el movimiento violento y repentino de la tierra a causa de la liberación brusca de energía acumulada durante mucho tiempo y que afecta a las placas tectónicas. No vamos a entrar en detalles pero de todos es conocido que hay zonas del planeta con más actividad sísmica. No por ello, deja de sorprendernos la fuerza de la naturaleza con consecuencias tan devastadoras en todos los ámbitos de las personas afectadas por estas catástrofes. Uno de los ejemplos, es el reciente terremoto que ha asolado regiones de Turquía y Siria.
PROBLEMAS A LOS QUE SE ENFRENTAN LAS PERSONAS QUE HAN SUFRIDO EL TERREMOTO
Un terremoto es un evento que no se puede predecir y fuera de control que provoca un gran impacto emocional y sufrimiento en las personas que lo viven en primera persona, pero también en el caso de familiares y allegados que están en otros lugares, llegando también a afectar al resto de la ciudadanos de otros países que contemplamos con estupor y tristeza las imágenes y noticias que nos llegan de la catástrofe.
La afectación psicológica depende de muchos factores y será mayor cuánto más de cerca se haya sufrido y sentido el seísmo, situaciones de guerra, pobreza o enfermedades, problemas emocionales previos, grado de desarrollo emocional alcanzando que varía según la edad, características e personalidad, bajo nivel educativo y estado de grupo minoritario, si bien las consecuencias varían de unas personas a otras.
FASES Y EMOCIONES DE LAS PERSONAS QUE SUFREN UN TERREMOTO
Podemos sintetizar las siguientes FASES, tal y como señalan diferentes autores:
- Aquellas personas que el terremoto lo han vivido de lleno, la primera reacción es la confusión ante lo que está pasando e inmediatamente lo que se pretende es ponerse a salvo. Para ello, el sistema de alerta de organismo se activa rápidamente para poder garantizar la supervivencia de familiares y de ellas mismas.
- En la siguiente fase (fase de reacción), se busca el apoyo de familiares, vecinos y se tiende a huir de lugar ante la estupefacción y la ansiedad y pensamientos acerca de lo que se acaba de vivir.
- Posteriormente, lo que se viene definiendo como fase heroica, se caracteriza por el altruismo, cooperación y solidaridad para rescatar supervivientes, poder dar comida y cobijo los pocos que lo pueden ofrecer si todavía ha quedado algo en pie… y se produce una catarsis colectiva fortaleciendo los lazos sociales. También hay ansiedad y pensamientos continuos sobre lo ocurrido pero las ganas de ayudar y la necesidad de encontrar supervivientes y familiares enmascaran la ansiedad y angustia que se está experimentando.
- Finalmente, la última fase de desilusión que puede abarcar meses o más de una año va acompañada de tristeza, depresión… al enfrentarse a la situación tan complicada y que les ha cambiado las vidas (pérdida de familiares, niños huérfanos, casas destrozadas, recuerdos perdidos, lugares de trabajo y colegios inservibles, etc.)
Los problemas e impacto emocional no empiezan y acaban con el terremoto. Pensemos que, además del gran shock emocional de los primeros momentos, hay mucho dolor, desesperación, miedo ante cada réplica o caída de edificios dañados o incendios, necesidades básicas que son difíciles de cubrir como la alimentación o un lugar donde poder dormir o no pasar frío, vivir y revivir escenas dantescas de edificios caídos, personas atrapadas en los escombros, personas que han muerto, etc.
TRASTORNOS MÁS FRECUENTES INMEDIATOS AL TERREMOTO:
- Indefensión y terror ante lo que pueda ocurrir cuando se producen réplicas.
- Ansiedad y angustia que se puede manifestar como ataques de pánico
- Tristeza
- Problemas de sueño (insomnio, pesadillas)
- Desesperación y rabia por no encontrar a los seres queridos
- Irritabilidad
- Explosiones de llanto
- En relación a las personas que están bajo los escombros, si están conscientes, miedo a morir
- En el caso de los niños o personas que sobreviven a sus familiares, desconcierto, frustración, irritabilidad y cambios de humor
TRASTORNOS Y EMOCIONES MÁS FRECUENTES MÁS TARDIOS:
- Síntomas depresivos: Tristeza profunda acompañada de falta de ilusión y desmotivación con pérdida de interés generalizada y fatiga
- Duelos no resueltos o complicados por la muerte de familiares. bajo los escombros
- Crisis de ansiedad
- Estrés postraumático y estados de alerta
- Rumiaciones (pensamientos continuos) ante la posibilidad de sufrir otros terremotos
- Exacerbación de problemas psiquiátricos o psicológicos previos, que serán mayores si hay pobreza, enfermedades y ya no digamos en zonas asoladas por conflictos bélicos como en este recién terremoto
- Resentimiento o culpabilidad por ser superviviente
- Ensimismamiento
- Problemas de adaptación a “nueva” vida, generando mayores problemas psicológicos cuánto mayores son los cambios en el estilo de vida y mayores son los problemas físicos como mutilaciones a causa del desastre .
- En los niños son frecuentes problemas de sueño y alimentación, necesidad continua de estar con sus padres apatía, mutismo, volver a etapas regresivas como hacerse pis en la cama, miedos, quejas somáticas y pérdida de interés en actividades que antes si realizaban y les gustaban.
Por otra parte, es importante señalar que no solo las personas afectadas de forma más directa por el terremoto, pueden presentar problemas. Diversos estudios señalan que el miedo a un seísmo en la población de otros lugares, se intensifica a raíz de la exposición a las noticias e imágenes a través de medios de comunicación y redes sociales. La empatía nos hacer ser sensibles ante el dolor ajeno y comprender y ponernos en el lugar de los demás. Por ello, la pena de una forma u otra, también nos invade a la vez que nos mueven las ganas de ayudar generando redes de solidaridad.
El papel de los miembros de rescate es fundamental en estos casos pero la preparación e intervención psicológica antes y después de sus actuaciones es imprescindible porque también pueden experimentar secuelas psicológicas consecuencia de la situación vivida.
APOYO SOCIAL Y PSICOLÓGICO
Es crucial atender y brindar APOYO DE TODO TIPO a las personas que han sobrevivido al terremoto, intentando cubrir las necesidades más básicas lo antes posible y proporcionar apoyo social y psicológico tanto en los primeros momentos como en los siguientes meses. Intentar reunir a las familias o, al menos, poner en contacto a las personas que se han quedado solas con conocidos facilita la seguridad en momentos tan difíciles. A ser posible, intentar recuperar las rutinas lo antes posible, facilitará gradualmente la vuelta a la normalidad y ayudará a distraer la mente. El trabajo del psicólogo juega un papel muy importante a lo largo de todo el proceso porque un terremoto deja grandes cicatrices y se necesita ayuda lo más pronta posible para superar las secuelas.
Este tipo de desastres naturales es inevitable pero si es recomendable que se implanten Programas Nacionales de Atención a la Salud Mental y Psicosocial en este tipo de circunstancias, sobre todo en aquellas regiones con mayor probabilidad de sufrir seísmos.
Centro de Psicología Consuelo Tomás. Tratamientospsicologicos.com